2/17/2016

La Reina Muerte

Comprendí como es el mundo en tan sólo un segundo. Salí a gritar lo que había descubierto, pero todos me trataron de loco, menos vos. Te quedaste ahí, con esa sonrisa. Eso te convertía en una demente, y a pesar de que nos miraban con desprecio, al menos eramos libres. Sabíamos que eran miradas vacías, no mucho más que eso.
Antes teníamos sólo nostalgia, vivíamos de ella. Eramos simplemente un camino hecho de algunos símbolos y sentimientos que considerábamos importantes para nuestra existencia. Pero poco a poco fuimos perdiendo el sentido de la temporalidad, y eso nos llevó a creer que lo vivido no nos representa para nada. Empezamos a ver el futuro como una cuestión de azar. Nuestras vidas, casi como un suceso de pequeños accidentes, uno tras otro. Algunos felices, otros más tristes. El efecto dominó de nuestras acciones sólo apuntan al caos. Ya nada depende de nosotros. Entonces vivimos sin un sentido de futuro. La muerte está en camino, y el hedonismo indefinido se convirtió ahora en el motor de nuestra vida. Nos va empujando de a poco aunque nos aferremos a nuestro pasado más adorado. ¿Cómo podemos proyectar si ya estamos casi muertos? El siguiente escalón es inevitable. Estamos diseñados para avanzar. Nuestro universo se alimenta de la inagotable evolución, y podemos sentirlo vibrar, hasta colapsar.
El vértigo aumenta, y la psiquis moderna se encuentra dominada bajo un deseo constante, inquieto, igual de inagotable que el universo en expansión. Así llegamos al punto de no saber que qué es lo que queremos, lo que tenemos, o lo que necesitamos. Somos una mezcla de esclavos, comerciantes y consumidores insatisfechos. Y el mundo no deja de moverse así. No hay ni un segundo en el que nos encontremos tomando las decisiones correctas. El tiempo avanza, y nosotros ni siquiera somos propios dueños de nuestras decisiones. Avanzamos a la deriva, con distracciones y juegos  infantiles permanentes, que sólo sirven para cultivar una nueva generación alimentada de caprichos, histeria, miedos, inseguridad, moda, productos tecnológicos innecesarios y comida chatarra. Por favor no vuelvas más.

Sólo la locura nos podrá salvar, otra vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario