1/27/2016

Azul pesadilla


Decime que simplemente me volví loco. Decime que esto no está pasando. ¿Cómo fuimos a parar acá?

[Osamu Kitajima - Taiyo]

Cayó el sol, y descubrí que todo fue pasajero. Me lo dijiste sin decir nada, el día que cambiaste tu forma de ser. Es que los dos estábamos distraídos, y yo me preocupé otra vez. ¿Qué nos falta para ser eternos?
La mejor manera de seguir a partir de ahora es olvidar lo que pasó. ¿Podría una vez más actuar desde mi ignorancia? Es difícil seguir sin saber en qué creer.
Esto siempre ha sido un juego, así que sólo por placer, salí a buscar en la oscuridad alguna nueva forma. Una nueva idea, a través de la música. Esa música que tanto te asusta. No querías ni saber dónde íbamos a terminar esta vez. Guitarras psicodélicas y sonidos sintetizados volaban por el bosque mientras abrían paso a un camino inexistente entre árboles que ya casi nadie ve, ni toca. Te detuviste a contemplar uno de ellos. Su soledad te daba pena. 

- No quiero tener miedo - me decías.  No te animabas a ir más allá. Nos dejamos envolver por la atmósfera azul oscura, casi negra, te pedí que disfrutes esos colores. Me encontraba tan relajado, y vos tan aterrada. Ahí comprendimos -una vez más- que es todo mental, y nos movimos sin parar.
En tan sólo unos segundos nos encontramos en Tokio, dentro de un karaoke lleno de luces de neón. Felices, cantábamos a dúo "Ong ong" de Blur. No parábamos de divertirnos hasta que viste cómo te miraba desde el público un dragón de 3 cabezas. Entraste en pánico y quisiste escapar. Tu paranoia nos llevó hacia un pasillo donde todos los subterráneos del mundo pasaban a la vez. Podíamos elegir con plena libertad. El mundo era nuestro, y aún así me preguntabas a mí a dónde podríamos ir. Todavía no entendías nada, entre tanta velocidad y ruido. Sin elegir ningún destino, nos caímos y terminamos atrapados en el centro de un anillo de fuego.

- ¡Esto sí me gusta! - Me decías sin miedo. Pero ya lo sabía. Sabía que eras fuego. Esa intensidad, dulce arrasadora. Esa sensación de ir por más sin dejar ni una huella. Esa era tu idea de libertad. Te pedí que me lleves, pero este azul pesadilla no puede desprenderse tan fácilmente. Entonces me convertí en objetos hermosos durante un tiempo para entretenerte. Te pedí que seas fuego para siempre. Desde el centro del universo, te encargabas solamente de querer cosas. Pero sólo eso: la inagotable sensación de deseo constante. Querías sólo mi atención, me necesitabas para seguir luchando contra tu ego. Y ahora que me tenes, ahora que no estás, puedo decirte que no quiero estar solo nunca más.

FACEPALM

No hay comentarios:

Publicar un comentario