Tengo una fuerte necesidad de escribir lo que viví anoche. Siento que me va a ayudar mucho a dejar de pensar en eso. Porque desde que me desperté (con suerte me dormí) que no dejo de pensar en lo que pasó.
Por momentos voy a generalizar la situación, y por otros detallar la sensación inexplicable que llevo en mi pecho. No sé muy bien como me siento. En realidad, sé que estoy muy feliz. no de lo que pasó, porque fue una pesadilla horrible en un estado de shock constante. 
Estoy feliz porque estoy vivo, pensé. Estoy feliz porque mis amigos también lo están, y por suerte, sin ningún daño grave.
Anoche fue el cumpleaños número 25 de Nahuel, un amigo que me acompaña en esta vida desde que tengo 7 años (casi 8). Compartimos desde recreos, un viaje de egresados, boliches, y un etcétera infinito de momentos. 
En caso de ambos, no nos gusta (o interesa) cumplir años. No sé muy bien por qué a él no. En mi caso es simplemente porque me siento muy pequeño y que el mundo se viene sobre mi, para recordarme cuánto tiempo llevo viviendo en él. Y yo nunca fui muy amigo del tiempo. 
Volviendo al tema. Por fin que Nahuel decide hacer algo para su cumpleaños, nos propone un excelente fin de semana en su quinta que alquilaron con la familia. Liliana, la madre de Nahuel, es una especie de madre para mi también, por el respeto y admiro que le tengo como persona, y ni hablar de madre, ante Nahuel y su hermana, Macarena, que lo es también para mi. 
Los invitados eramos varios, algunos viejos amigos, otros nuevos, y algunos que nunca vi. Podríamos ser unas 15 a 20 personas pasando una noche muy entretenida, en la que todos supimos encontrar la forma de pasarla bien y alcoholizarnos un poco para festejar. 
Por momentos se armaron grupos donde bailaban, otros donde jugaban futbol tenis, hasta una mesa de truco. A medida que la noche se fue dando, puedo recordar distintas conversaciones con distintos amigos. En un momento recuerdo que hablé con Coco, un amigo de hace unos años ya, y le contaba que este 2014 el día que brinde en año nuevo, sentí que iba a ser un año increíble para mi y todas las personas que me importan. Simplemente lo sentí, y lo asumí. Sigo pensando que así fue, a pesar de todo.
Cuando ya eran casi las 5:30, mientras Liliana más otros pocos familiares se encontraban ya en la casa durmiendo desde hacía un par de horas. Nosotros nos encontrábamos en el quincho con las luces apagadas y música a todo volumen(simulando un boliche, y no vernos tan destruidos).
Cuando menos lo notamos todos, dos ladrones con escopetas corren hacia nosotros gritando distintas cosas, sumamente violentas y aterradoras como: "Al suelo a todos, el que se mueve le quemo el pecho", "Dale que estamos re jugados, no nos importa nada" "Uh que loco que estoy" "Dame el celular" "Dónde están las drogas?!" "Esta no es la casa de los narcos" (esta última, vendieron mucho humo). Todas estas frases fueron dichas con un tono de nerviosismo excesivo por parte de estos dos negros de mierda. Porque dale, son unos negros de mierda. Dejemos de molestar haciéndonos los boludos de que somos todos iguales, porque no es así. Hay gente de mierda. Y bueno, estadísticamente, son morochitos, vamo'.
Yo lo único que vi de todo esto fue a uno con la cara tapada por unos 4 segundos y nada más. Me fui al suelo boca abajo y me paralicé, con los ojos cerrados. Dependía sólo de mis oídos, era lo único de mi cuerpo funcional en ese momento. Y ellos decían cosas aterradoras, asustando mi mente. Mientras estaba pegado al suelo, pensé por un corto lapso de tiempo que podría morir en cualquier momento. Sabía que alguien estaba sobre mi, apuntándome. Entonces pensé: acá se termina mi vida, ¿tal vez?. ¿Esto es morir?. Probablemente no, me contesté. Entonces llevé mi mente lo más lejos que pude, ya no sentía el cuerpo de tenerlo inmóvil. Me alejé de la situación por un momento con mi cabeza. Ya no estaba allí. Y cuando pensé eso, los ladrones dicen de irse, y se van.
Nos amenazaron diciendo que nos quedemos media hora en esa posición, que si uno se movía lo iban a bajar. (Ni que fuesemos peliculas por internet)
Se fueron y algunos de mis amigos se levantaron al toque, porque ya se notaba que nadie estaba allí. Todos en shock, fuimos entrando para la casa. Fue ahí cuando encontré a mi amigo Ricardo, con la cabeza ensangrentada, y él me pedía ayuda. Cuando me dijo que estaba bien y notamos que no había sido nada grave más que un culatazo arriba de la frente con una herida pequeña, ahí, me sentí feliz.
Liliana ya despierta y aterrada, se sentía culpable por estar durmiendo. Y yo ni sabía que estaba pensando, solo estaba feliz, pero aterrado. 
A partir de ese momento, mientras vino la policia y demás. Todos en estado de shock comenzaron a relatar su perspectiva de lo que había pasado. Nadie podía caer, nadie podía parar de hablar de eso. Yo me encontraba en silencio, estaba tan relajado. Necesitaba silencio, y todos cada vez estaban más eufóricos. Varios preocupados por su celular, o lo que sea. Yo no podía hablar. No quería tampoco. Hasta llegué a tener sueño, aunque ya estaba cansado. Creo que estaba tan impactado por lo que pasó y agradecido de que pasó así y no de otra forma, que no podía parar de sentir felicidad.
Existe mucho también esa sensación de impotencia, y de alimentar odio, deseando que los agarren y los hagan mierda, o que la policía es una basura. Pero trato de no enroscarme en eso, o en la pérdida de mi hermoso celular. Estoy escribiendo esto contento de poder escribirlo. Escuchando una canción que tal vez podría no estar escuchandola. Fue lo peor que me pasó en la vida que me hizo recordar que es un mundo muy hermoso, pero frágil y peligroso. Donde coexiste el bien y el mal, y en varios lugares en este momento, deben estar cruzandose, como anoche a mi junto a mis amigos.
Quiero mandarle un beso y un abrazo enorme a Nahuel, Macarena y Liliana. Los quiero mucho, son una familia hermosa y espero que nunca más vuelvan a tener una experiencia así. Ninguno de nosotros.
Les mando un saludo a todos, NOS VEMOS PRONTO.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario