1/09/2012

Risas y besos


Son las 2 cosas con las que sueño ofrecerte. Sé que muy bien no lo hago, porque justamente: sueño con ofrecertelo. Estoy pensando todo el tiempo algún plan de escape o algún laberinto de palabras para hacertelo notar.

Sé que ahí nos perdimos, también sé de dónde veníamos. Acá el problema no es el saber. Te pido que nunca más me hables si miento al decir que ambos sabemos muy bien que yo vivo en tu cabeza y en tu corazón al igual que vos en el mio. Eso está claro hace rato desde las risas y besos que existieron, existen y existiran. A veces tengo miedo de sentir que no sé cómo hacerte reír o cómo hacer para que de un silencio salte un beso tuyo. Sé que el hecho de pensar me hace olvidar que lo único que importa es eso: risas y besos.

Entonces, ¿por qué sigo soñando o fantaseando con la búsqueda de un lugar mejor? ¿Por qué creemos que tenemos cosas para solucionar cuando en realidad todo está ahí y no nos falta nada? Pero no es que no nos falta nada porque hemos de tener todo, pensar eso sería ridículo. No nos falta nada porque no necesitamos más nada. Si con un cruce de miradas las palabras sobran. Me siento débil y tonto al combatir al palabrerío con palabrerío, pero siento una pared inmensa que nos separa y nos congela constantemente. Y sé que esto tampoco va a servir de nada. Y acá me encuentro tirando palabras a la basura otra vez. No entiendo por qué mis palabras lindas no pueden solucionar las cosas si cuando las palabras que nos decimos nos lastiman y discutimos son las que nos traen problemas.

Sin embargo... los sueños, las palabras, las peleas... siguen estando. Porque siempre vivimos en guerra. Una guerra que sabemos que no va a terminar. Que es infinita. Y como sabemos eso, optamos por disfrutar de esta guerra.

Amo pelear con vos, pero sufro y me duele cuando peleo contra vos. Es que necesito que pelees conmigo para poder sonreír con vos.

Pero después pienso qué sentido tiene soñar, crear esos paisajes y momentos soñados que hacemos con palabras si las palabras sirven para envasar las cosas?

Para qué quiero planear un plan de escape? Si yo no quiero pensar en nosotros. Cuando vivo con vos, no pienso en vos, te disfruto y te siento. Ya sabemos que cuando nos distanciamos, nos pensamos a más no poder. Hasta nos duele la memoria de tantos meses sin hablar y tantas cosas por recordar y lamentar.

Entonces, por qué sigue siendo una guerra en la que sufrimos si ya entendimos absolutamente todo el sistema para triunfar?

Todos estos sueños no tienen importancia. Todas esas palabras tampoco. Poco importa lo que sueñe y diga, si sos una persona libre que hace lo mismo que yo: escuchar a su corazón.

Pero cómo me encantaría que nuestros 2 corazones revienten de una vez por todas y dejen de hablar. Pierden el tiempo discutiendo. El tema es que cada vez que nuestros corazones pelean, tengo mucho miedo. Porque sé que tu corazón deja de escuchar al mio, que es seducido y llevado por dragones a lo más alto de una torre. Y ahí me siento afortunado y obligado de querer ir a rescatar un corazón, que me persigue en la idea de que siento que es mio. Cuando es tuyo, sólo tuyo.

Y lo que me hace hablar tanto es la bronca que me genera que tu corazón nunca me termina de elegir. Y que probablemente esos dragones, sean tus principes. ¿Se entiende?

Pero te vengo a contar que así soy yo. Con la mente muy débil para irme cuando me tapan las contradicciones entre el decir/hacer. Con la mente muy fuerte para encontrar la manera de entender que ahora somos nuevas personas otra vez y nos seguimos eligiendo.

Nos doy la bienvenida entonces, a nuestra nueva etapa de RISAS Y BESOS en plena guerra.


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