Sábado a la noche tormentoso, de aquellos que son para quedarse en casa. Sin embargo, ellos habían salido. Cada uno por su cuenta. Ella un cumpleaños, él un asado. Lo único que los mantenía unidos en ese momento (además del mismo cielo oscuro) eran los mensajes de texto:
"Te quiero ver" le mandaba él
"Dale, a qué hora terminas?" contesta ella.
"A las 4"
4:30 ya estaban juntos, en la casa de él, tratando de hacer el menor ruido posible. Él puede recordar con exactitud todos sus gestos aquella noche, pues la luz de los rayos de la tormenta iluminaban su perfil y parecía que les estuviesen sacando fotos a estos dos amantes.
Las cosas iban demasiado rápidas, como el agua que caía sin parar (ya desde la tarde, también compartida) y eso puede asustarte o generarte ansiedad.
En un silencio que se prestó entre un beso y el otro, él le susurra al oído:
- Che... - Cae justo un rayo e ilumina sus caras
- Qué? - Vuelve a caer otro rayo. Como si el ritmo de la tormenta llevara la conversación.
- Me encantás... - Ella no responde. Él insiste - Me encantás...
Ella sigue sin responder.
- Mucho... - Agrega él. Juré que era verdad. - Vos?
- Me gustás - Dice ella.
- Mucho? - Rayo...
- Me gustas. Punto. - Cae un rayo, esta vez en el medio de su corazón.
Él se calla... y ve que ella toma su mano bien fuerte y la pone contra su cuerpo.
Ella le reclama:
- Me abrazas?
Y ese fue el momento en el que dejaste de ser una desconocida.
(Si la queres relatar más pro, al fin de la historia sonaba "I Feel You" de Depeche Mode)
"Te quiero ver" le mandaba él
"Dale, a qué hora terminas?" contesta ella.
"A las 4"
4:30 ya estaban juntos, en la casa de él, tratando de hacer el menor ruido posible. Él puede recordar con exactitud todos sus gestos aquella noche, pues la luz de los rayos de la tormenta iluminaban su perfil y parecía que les estuviesen sacando fotos a estos dos amantes.
Las cosas iban demasiado rápidas, como el agua que caía sin parar (ya desde la tarde, también compartida) y eso puede asustarte o generarte ansiedad.
En un silencio que se prestó entre un beso y el otro, él le susurra al oído:
- Che... - Cae justo un rayo e ilumina sus caras
- Qué? - Vuelve a caer otro rayo. Como si el ritmo de la tormenta llevara la conversación.
- Me encantás... - Ella no responde. Él insiste - Me encantás...
Ella sigue sin responder.
- Mucho... - Agrega él. Juré que era verdad. - Vos?
- Me gustás - Dice ella.
- Mucho? - Rayo...
- Me gustas. Punto. - Cae un rayo, esta vez en el medio de su corazón.
Él se calla... y ve que ella toma su mano bien fuerte y la pone contra su cuerpo.
Ella le reclama:
- Me abrazas?
Y ese fue el momento en el que dejaste de ser una desconocida.
(Si la queres relatar más pro, al fin de la historia sonaba "I Feel You" de Depeche Mode)
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